lunes, 12 de junio de 2017

Buenos Aires


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Llegué a Buenos Aires con una terrible resaca, habiendo dormido solo 40 minutos arriba del avión. Mis papás me esperaban en el aeropuerto, mi mamá con la cámara de fotos en la mano. Estoy muy contento de verlos. Volví al departamento a desempacar y a dormir. A la noche, salimos a comer asado. Sin palabras.

Los días siguientes, pasé a saludar por la oficina, volver a ver a amigos viejos y limpiar mi departamento que está un desastre (gracias Nicolás). A Buenos Aires la encontré con 7 Starbucks más, un 10% más cara, el problema de las monedas peor, y Av.Pueyrredón ahora es doble mano. A pesar de eso, después de las primeras 24 horas que me resultó un poco raro estar acá, es como si nunca me hubiera ido.

Ya pasaron 6 meses, de vuelta al vino, el fernet, el asado, la noche porteña, la bondiolita... El viaje sigue por Paraguay, Iguazú y Mendoza. Visitas de amigos que conocí en Shanghai, epidemias de Gripe Porcina, trabajo, rutina y demás...

Asia se hace extrañar y ya empecé a planear la próxima travesía alrededor del mundo...

lunes, 30 de marzo de 2009

São Paulo e praia

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En Sao Paulo hacían 35 grados a las 22hs cuando llegué. Derritiéndome llegué a la casa de un amigo de mi amiga donde dejé los bolsos, me bañé y nos fuimos derecho al boliche. Al día siguiente llegó Nico de Buenos Aires y salimos a cenar con él. Los 10 días que estuve en Sao Paulo coincidieron con el Restaurant Week, donde los restaurantes ofrecían menúes a precios ridículamente baratos. A la noche... más boliche. El domingo paseamos por Jardims con Nico que no conocía, y después a la noche... más boliche. 



El lunes alquilamos un auto y nos fuimos a Paraty. Paraty es HERMOSO. El pueblito es muy pintoresco y además lleno de restaurancitos y barcitos muy lindos. El martes nos fuimos a la playa de Trindade, donde pasando un morro se llegaba a la praia de Caixadaço, completamente aislada. De esa praia, cruzando otro morro más, se llega a una piscina natural donde los pescaditos te nadan al lado. Sin lugar a dudas una de las playas más lindas que fui. Pasamos el día entero ahí, a la vuelta otra vez por el morro (con la rodilla hecha pelota) y después lo fuimos a buscar al enano que llegaba de Río. 

El enano es mi amigo de Brasil que conocí en Shanghai y con el cual viajamos juntos a Hong Kong y Thailandia. Al otro día fuimos en una excursión en bote con música ao vivo a unas 4 playitas e islitas donde hicimos snorkel, playa, nadamos y tomamos mucha caipirinha.




Regresamos a Sao Paulo con el enano, que no había venido desde que era chiquito. De vuelta, más Av. Paulista, más Jardims, más restaurant week y por supuesto, más boliches. Jueves, viernes y sábado. El sábado a la noche, alquilamos otro auto, nos fuimos al boliche con las valijas en el baúl, y de ahí al aeropuerto a las 4.30am. Mi vuelo fue el primero en partir a las 7am, Nico a las 9.30am partía a Fortaleza y el enano a las 15hs se iba para Brasilia. Me subí al avión completamente borracho. 





Sao Paulo Guarulhos – Buenos Aires Ezeiza, el último segmento, último destino y mismo aeropuerto donde hace 7 meses me subí al primer avión para emprender esta travesía alrededor del mundo. Parece casi imposible pero el viaje llegó a su fin. Menos mal que estoy lo suficientemente borracho como para no percibirlo.

sábado, 21 de marzo de 2009

El Ricar y Madrid








Ya en el embarque al avión eran todos españoles. Hacía mucho tiempo que no me veía rodeado de gente que entendía lo que podía decir... esa idea me deprimió un poquito. En Madrid me encontré con el Ricar que se vino a vivir acá hace un par de años, el único motivo por el cual pasé por esta ciudad (y porque es el hub de Iberia). Ya era la segunda vez que lo visitaba.


                          



Cambié mi pasaje y me quedé 10 días (en vez de los 7 planeados) quizás con la idea de viajar a algún lugar cercano de Madrid, pero el cansancio y la rodilla hinchada me vencieron y preferí quedarme los 10 días en Madrid haciendo vida de madrileño. La primer noche nos quedamos charlando hasta las 6am, como suele pasar cuando uno se encuentra con alguien que no ve hace mucho.

Al otro día fuimos de tapas y más tarde a bolichear. Los días siguientes en Madrid existí solamente de noche. Uno que otro desayuno (a las 3pm) o caminata por el barrio por la tarde, pero principalmente, bares y boliches. Principalmente porque mi amigo trabaja hasta la 1am, y porque la oferta de bares y boliches de Madrid es casi infinita. Mucho fernet, guiso de lentejas, argentinos, chilenos y paraguayos. Cada vez más cerca de Argentina. Hasta me resultó raros ver los carteles escritos en español.



Paseos por la Latina, Chueca, Malasaña, hablando en chino con los chinitos que venden cerveza por Gran Vía, comprando víveres en el corte inglés para cocinarle a los chicos. Madrid es familiar, una Buenos Aires del tamaño de Córdoba pero primermundista. Entender el español de los españoles a veces me resulta más difícil que entenderle a los chinos, los malentendidos son comunes.
Los últimos días en Madrid, rodilla hinchada, hospital, reposo relativo y adiós Riquita, adiós Europa, me voy de vuelta al continente donde empecé.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Europa CENTRAL (no del Este)

Budapest – Wien – Praha



Budapest me recibió cubierta de nieve. Completamente blanca. Me dediqué el primer día a recorrerla a pie, a pesar de los 8 grados bajo cero que hacía (o no hacía). Primero Pest, caminé al lado del Danubio hasta que me crucé a Buda, y me metí a un palacio donde está la National Gallery de Hungría. Ahí me calenté y me entretuve mirando arte húngaro por unas horas, después, seguí caminando y metiéndome en cafecitos, bares, librerías o lo que sea a cada rato para calentarme. Al otro día, tempranito partí en colectivo a Wien, en Austria. 4 horas más tarde, llegué a la 

capital austríaca, dejé las cosas en el hostel y salí a caminar. Vienna también la recorrí caminando y en tranvía. Primero al palacio de Schönbrunn, donde veranaban los Habsburgo. Después, un Goulash de almuerzo y al Palacio Belvedere, donde se encuentra la colección de Klimt y Schiele. Después un poco más de tranvía, desde donde se puede ver Vienna sin cagarte de frío, y después, un poco de patinaje sobre hielo en frente al ayuntamiento. Para terminar el día y para calmar los dolores de las caídas en el hielo, una rica taza de Gluhwein (vino caliente con especias). Volví al hostel y me desmayé en la cama, al día siguiente me levanté también tempranito, destino: República Checa. 






Praga, de todos los destinos, era el que más había querido ir, en realidad Budapest y Vienna fui porque me quedaban de paso hacia Praga, de la que tanto me habían hablado. La ciudad más linda del mundo, de Europa, etc. Cuando uno va con tantas expectativas es normal desilusionarse un poco. Praga es hermosa, un poco sombría y oscura. Me hace acordar un poco a Londres. Ahí me encontré con Antoine, y pasamos 3 días, caminando, viendo sus castillos, iglesias, callecitas, y sobre todo, su vida nocturna (también un tanto decepcionante). 

El mejor lugar de Praga, el Bresto: un barcito/cafecito/vinoteca que quedaba cerca de nuestro hotel. Luego, emprendí regreso a Budapest, 7 horas de tren pasando por la República Checa y Eslovaquia, cuando estaba empezando a dormir, subieron un montón de hinchas borrachos festejando y gritando. Vino la policía y nos pidió a todos que nos cambiáramos de vagón. Llegué a Budapest, más fría que antes, y nevando. Al día siguiente caminé más, hasta no sentir más la cara, cafecito, cené un sandwich en subway porque la comida de Europa central no me terminó de fascinar... y al otro día, me embarqué con destino a Madrid.


Europa es caro, frío y familiar, me siento cada vez más cerca del lugar donde empecé, y extraño Asia.

lunes, 23 de febrero de 2009

Israel - יִשְׂרָאֵל



Llegué a Tel-Aviv el jueves a la noche y Maru y Romito me estaban esperando en el aeropuerto. De ahí nos fuimos a tomar algo. Israel se siente muy familiar, la gente que va caminando por la calle se viste y actúa bastante como los argentinos. De hecho, no es raro encontrarse con alguien hablando en argentino cada dos cuadras. Al otro día, nos fuimos a Jerusalem, desayunamos en el shuk un desayuno israelí, shaksuka, sata, y toda la bola. De ahí nos fuimos para la ciudad vieja. Dividida en cuatro sectores, el barrio cristiano, el barrio judío, el barrio árabe y el barrio armenio. El choque de religiones y culturas se hace evidente ni bien uno cruza la puerta de la ex-muralla. Adentro viven todos los ortodoxos y a pesar de ser bastante turístico se respira un aire un poco tenso. Tierra Santa de las tres religiones predominantes, entramos primero al Muro de los Lamentos, después al Santo Sepulcro donde justo estaba el via cruxis, y caminamos un poco por el barrio árabe (donde me tuve que sacar el kipa porque me dio un poco de miedo). La ciudad de Jerusalem es hermosa, todos los edificios son de piedra porque hay una ley que así lo indica, y la ciudad, además de tener miles de años, está construida sobre colinas y montes, así que es bastante agradable a la vista. De ahí nos fuimos a Abu Gosh, a fumar narguila y comer bocadillos israelíes. Cuando cayó el sol, oficialmente Shabath, nos fuimos a la casa de la mamá de Rom a comer la cena del Shabath (deliciosa, todah ravah Sarit y Norah!) . Luego emprendimos regreso a Tel Aviv, y de ahí al boliche. Tel Aviv, sin lugar a dudas, tiene una de las mejores vidas nocturnas que vi en mi vida, y me quedé con ganas de más...motivo más que suficiente para volver. Sin más detalles... al día siguiente nos levantamos y nos fuimos a la playa, un día primaveral a pesar de estar en febrero, nos tomamos unos heladitos y miramos el atardecer sobre el mediterráneo. A la noche les cociné un 宫保鸡丁 a los chicos. El otro día, domingo, los chicos trabajaban, yo aproveché para no hacer nada. Cansado de viajar, me decidí a no aprender ni probar nada nuevo. Salí a caminar un rato por Sheinkin y me senté a comer algo un ratito. A la noche cena con los chicos.

El otro día, me fui a pasar el día a En Gedi, a un spa sobre el mar muerto. Uno de los lugares más lindos y únicos que vi. El piso son cristales de sal, la sensación de flotar es increíble, y el paisaje es imponente. Después de flotar, embarrarme, un masaje exfoliante y embarrarme de vuelta, volví a Tel Aviv, y nos fuimos a un cumpleaños.


Último día en Israel =( la maruja se "enfermó", no fue a trabajar, y nos fuimos a pasear por Jaffa. Almorzamos y recorrimos las callecitas del puerto de Jaffa. A la noche un shawarma de despedida... y a la madrugada al aeropuerto.... destino: El viejo continente... A pesar de pensar que venía a Medio Oriente, Dubai me resultó completamente occidental (americano), e Israel completamente mediterránea-europea. Extraño Asia...el shock cultural fue casi ninguno, la gente es parecida a Argentina, y todos hablan inglés. Voy a extrañar a Maru y a Rom que me hicieron pasar unos días geniales... Israel, definitivamente otro lugar donde voy a volver.




domingo, 15 de febrero de 2009

دبيّ‎, Dubai - Medio Oriente?




Después de 1 hora haciendo cola con pakistaníes e indios para retirar la visa y que me escaneen la retina, me encontré con Guido en el aeropuerto de Dubai. De ahí, directo a su casa donde me encontré con un grupo de 3 argentinos más y una alemana. Escuchando Fabulosos Cadillacs y tomando Fernet, hablando en lunfardo por primera vez en 6 meses y medio. De ahí salimos a bailar.
 

    
Al día siguiente, nos vestimos apropiadamente y nos dirigimos al hotel Burj-al-arab, que se auto-denomina el hotel más lujoso del mundo. Tomamos el té en el piso 27, en el sky bar, que se encuentra suspendido en el aire. Arrancás con un vaso de champagne y después te traen una torre, con la forma del hotel, con finger sandwiches, masas, y miles de cositas para picar. También chocolates, fresas y ya no me acuerdo que más.Recién llegado del medio de la villa en Mumbai, el cambio es bastante brusco, pero al fin y al cabo, de esto se trata Dubai. Más tarde fuimos al shopping (único lugar donde vi algunos lugareños) donde está la pista de ski interior. Después paseamos por el centro de Dubai.



Diría que alrededor del 75% de Dubai está poblada por extranjeros. La mano de obra viene de filipinos, hindúes y pakistaníes, por lo que en la calle se escucha mas inglés, urdu, hindi y tagalog, que árabe. La arquitectura, aunque conserva un cierto estilo árabe, es más parecida a la de Estados Unidos. Los autos y las autopistas también. El único momento en el que uno se acuerda que está en Medio Oriente es cuando se empieza a escuchar los rezos que salen de las mezquitas.

 

Al día siguiente, fuimos a la playa por la mañana. Dubai tiene unas playas HERMOSAS pero la gente no tiene cultura de playa, por lo que están casi siempre vacías. Por la tarde fuimos a un safari por el desierto. Te llevan en unas 4x4 por las dunas, donde casi vomito el desayuno, después a un campamento en el medio del desierto, donde tenés para andar a camello, probarte ropas árabes, café árabe, tatuajes de henna, águilas, parrillada árabe y hasta odaliscas.



Además hay shisha para fumar y tienda de souvenirs. El desierto es increíble. Es mi primera vez en un desierto así que no me imaginaba que el paisaje fuera tan imponente. Las dunas son enormes, la arena es rojiza y el aire es diferente. El safari duró toda la tarde y después a la noche fuimos a tomar algo a lo de unos amigos, después a armar la valija, y al día siguiente partí a Israel. La visita fue corta, pero alcanzó para conocer suficiente y visitar a mi amigo que no veía hace mucho. Fue muy lindo ver una cara familiar en tanto tiempo.











India, Tierra de los turbantes

Llegué a Mumbai alrededor de las 20hs, me fueron a buscar los del hotel. Mi primera impresión de India fue bastante chocante ya que el hotel quedaba en el medio de la villa, cerca del aeropuerto. Habiéndome acostumbrado a la vida en China, pensé que estaba preparado para todo... pero me equivoqué. Me llevó por lo menos dos días adaptarme y empezar a entender cómo (no) funcionan las cosas en India. Al dia siguiente, vuelo a Delhi, llegué al hotel y mi reserva había sido cancelada.... así que me pasé toda la tarde buscando hotel en una de las zonas más feas de Delhi, cerca de la estación. Tenía planeado pasear un poco por la ciudad pero no dio tiempo. Al día siguiente, tren a Agra. También me fueron a buscar a la estación y me llevaron al hotel. Me recibió el dueño y le conté que estaba por 24 horas y que venía a ver el Taj Mahal. El Taj está cerrado los viernes, y por supuesto ese día era viernes. Así que de vuelta, a las corridas a la estación a cambiar el pasaje y a cancelar el otro tren. El chabón del hostel me prestó la computadora (que estaba en su habitación) para hacer todo lo que necesitaba. Después me ofrecieron un café y nos quedamos charlando, lo mejor de India fue la gente de este hotel, que me trataron como un amigo más. Para no desperdiciar el día, fui a ver el Fuerte de Agra, un fuerte antiguo con 16 palacios, desde donde se tiene una vista genial del Taj Mahal, y ahí fue que lo ví por primera vez, como salido de las Mil y Una Noches. Indescriptible. Después un poquito de shopping y un biryani de cordero y al hotel. Al día siguiente el Taj. Me levanté a las 7 para evitar los turistas, estaba bastante lleno igual a esa hora pero a eso de las 10.30am ya se llenó. Me quedé unas dos horas sentado mirándolo hasta que la gente tratando de sacar fotos ya empezó a molestar justo para cuando el auto me pasó a buscar. De ahí me fui a la estación a tomar el tren a Delhi. El tren se retrasó 5 horas. Por suerte encontré una chica noruega que estaba en el mismo tren, asiento 36 (yo era 35) así que nos hicimos compañía. Llegamos a Delhi a las 11 de la noche, así que ya no tuve tiempo de ver casi nada. Después de buscar el hotel (que no existía) por dos horas, pedí para usar el teléfono en una casa para llamar a la gente del hotel y me vinieron a buscar. Ahí unos chicos del hotel me invitaron a tomar algo por lo bares en Connaught Place, que son todos bares que están en hoteles 5 estrellas, aparentemente son los únicos lugares donde se sale en Delhi y donde por algun motivo todos hablan en inglés a pesar de ser locales. Después de unos 5 bares y un par de birras, al hotel, dormir 4 horas y de regreso a Mumbai. Esta vez en Mumbai, me tomé un taxi y me fui para el centro. Mumbai es única. Edificios coloniales, estilos góticos como Londres, edificios art deco al mejor estilo South Beach, y villas. Más de la mitad de Mumbai son villas, pero no son peligrosas ni violentas. El centro está lleno de cafecitos y restaurants completamente occidentales, y después tiene una costanera hermosa que se extiende por varios kilómetros. Hasta una playita y todo.


Como era domingo estaba lleno de gente, pero todos paseando y muy relajados. Mumbai a veces parece como si se quedara en la década del 70... con sus taxis, tuks tuks, palmeras y edificios viejos tiene un encanto especial que no me lo esperaba, me quedé mirando el atardecer sobre el Índico y más tarde regresé al hotel. Al otro día, check-out y a Juhu beach, en el norte de Mumbai, cerca de mi hotel, a despedirme del océano Indico. Juhu es una playa laaaarga, donde hay varios hoteles 5 estrellas sobre la costa. Después de caminar un par de horas y tomarme un café en Barista regresé al hotel y de ahí al aeropuerto... ahora rumbo al Oriente Medio, Dubai.

lunes, 9 de febrero de 2009

Kingdom of Thailand - ราชอาณาจักรไทย

Llegué a Bangkok y me tomé un taxi al hotel. Hacen 35 grados y vengo con 3 horas de sueño. Aproveché unas horas en el hotel con aire acondicionado y wi-fi para terminar unas cosas que tenía pendiente, y después salí a caminar por el barrio (Sukhumvit, el distrito de negocios). Bangkok es calurosa, colorida, y cosmopolita. En frente del Sheraton y una tienda de Lacoste hay un montón de travestis, prostitutas y puestitos callejeros. Además es ruidosa, vibrante y exótica. Se ven elefantes caminando por la calle, el tránsito, aunque mejor que el de Shanghai, es bastante caótico. Los taxis son fucsias, verdes, amarillos, rojos. Los monjes budistas caminan por las calles en sus túnicas anaranjadas, los puestitos venden frutas, mariscos, ropa, y todo lo que te puedas imaginar y mucho más barato que China, cosa que yo pensaba imposible. Me quede tomando unas cervezas en la vereda y me pedí un Tom Yam, después de no sentir la boca por una hora por el picante, me volví al hotel. Al otro día, recorrí me tomé un barquito por el río, fui a ver el palacio este y después a la calle de los mochileros, Kao San, donde no se ve casi ni un tailandés... solo mochileros. Compré un par de cositas y después me fui a un spa a que me hagan un masaje de 1 hora (sin happy ending, aclaro)

A la noche fuimos con Tum, un amigo tailandés, y un amigo inglés de él, a buscar a Ricardo al aeropuerto. Del aeropuerto directo a Silom, sede de la vida nocturna de Bangkok (EX-CE-LEN-TE).

Al otro día, nos levantamos y fuimos todos a Pattaya, a una hora y media de Bangkok, la playa más cercana. Después de Macau, la segunda ciudad más rara que vi. Acá está todo escrito en thai, ruso, chino, japonés, inglés, francés, y más. La playa es chica y sucia, para nada lo que uno se imagina de Tailandia, pero nadie va acá por la playa. Es una especie de Bristol. Después de un poco de playa, donde me encontré con unos argentinos, nos fuimos a ver un show de transexuales que es conocido mundialmente que estuvo genial. A la noche regresamos a Bangkok para salir nuevamente (Siloooooooooooooom!!!)

El domingo, partimos los 4 (Tum, Martin, Ricardo y yo) a Samed. 3 horas de auto, un cd con canciones chinas que habia grabado para el viaje y una hora de ferry más tarde llegamos a la islita que es increíble. Todo y más de lo que uno se imagina de una playa en Tailandia. La isla tiene varias playas, en donde nos quedamos nosotros estaba llena de barcitos y de gente joven, locales y extranjeros. El arena es tan blanca que encandila, el agua tan transparente que hasta en lo más hondo todavia podes ver tus pies. Lo mejor: tragos y comida thai sobre el mar, un masaje thai de una hora en la arena escuchando el ruido del mar, el barcito con el balde de vodka con red bull por 200 bahts y el show de malabares con fuego, el atardecer en Ao Phrao, la playita escondida con la vieja haciendo yoga en topless. Defintivamente uno de los lugares más hermosos que estuve en mi vida, y definitivamente voy a regresar.

De vuelta a Bangkok, una noche más, comida más picante, más cerveza, mas sukhumvit, más compras y al día siguiente al aeropuerto. En este momento estoy en el avión a Mumbai, a ver con que me encontraré en India...